Desesperación, miedo,
confusión, nostalgia anticipada.
Sonrío débil y tristemente,
mientras el tren de la soledad
me arranca de aquí:
El lugar que llegué a sentir mío
por unos instantes.
Las voces resuenan,
cada vez más lejanas.
Y las risas se dirigen a otras personas.
Sonrío de nuevo e intento no llorar.
Un abrazo de impotencia me consuela,
y una lágrima rueda por mi mejilla,
solitaria.
Porque he tenido mucho tiempo para asimilarlo.
Aquí empieza el resto de mi vida.
Y me alejo con pasos tímidos y asustados
hacia la siguiente estación
De este viaje que dura tres días.
Tres días plagados de sentimientos,
amistades, traiciones,
éxitos y fracasos;
y si tienes suerte,
de amor.
Mira tú por donde,
no la he tenido.
La cuenta atrás ha comenzado.
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