sábado, 2 de noviembre de 2013

domingo, 19 de agosto de 2012

Te echo de menos ¿Sabes? Sé que fue culpa mía. Yo fui la que se empeñó en creer que lo que tenías la última semana eran mimos; que solo comías golosinas por capricho. Después vinieron los vómitos. Creo que solo quería convencerme a mí misma. Y te fallé. A penas estuve contigo esos últimos días. Los pasaste sola, en la tierra. Puñetero embarazo psicológico.
todavía te quiero y estoy empezando a olvidarte. No me acuerdo de tu tamaño exacto. Sé que sentada cabías perfectamente bajo el hueco de mi brazo. Encajabas. Ni de tus ojos. Recuerdo la sensación cálida de acariciarte tras la oreja, porque en el lomo te dolía. Tenías la piel mal. Tu rostro cuando descansabas en la escalera, y yo acercaba el mío al tuyo y sacabas la lengua perezosamente.
No quiero pensar en el dolor que debiste soportar, porque cuando te pusieron el analgésico en una de esas veces en las que te hinchaste, volvía a ver a la Trufa del principio. Los ojos te brillaban de esa manera.Y entré en casa y bajaste los escalones y llegaste corriendo hacia mí. Y me seguiste durante el resto de la noche. Luego volviste a empeorar.
Lamento demasiado el tiempo que perdí. Esos años en los que no te hice ni maldito caso. Mi egoísmo al no sacarte a pasear. Y aún así me querías. Me gustaría volver atrás en el tiempo, para quererte como es debido, pero no puedo. Tampoco estuve contigo esa noche, y cuando desperté al día siguiente pensé que había salido bien porque no habían llamado. Me equivoqué en las dos cosas. En realidad me sentía intranquila en el fondo, sabía que algo iba mal. Ya por la noche pensé que sería la última. Estoy gafada. Tal vez si hubiera sido positiva te habrías salvado. Con un pinchazo diario de por vida, y una operación por un bulto en las mamas pendiente. Tendría que haberte esterilizado hacía tiempo. Todo se podría haber evitado. Pero no lo hice. No sé cómo he podido plantearme ser veterinaria. Soy horrible.
Cuando te vi y te toqué por última vez parecías en paz. Estabas sucia, por la tierra. Lo siento también por eso. Estabas fría. Una parte de mía creía que escarbarías hacia arriba y estarías otra vez a mi lado. Más bien lo deseaba. Ver cómo te echaban la primera palada encima fue horrible. La confirmación de todo. Te quiero.
Me acuerdo de ser pequeña y que mami dijera: -¡Helena! ¡Sal y ponle agua y comida al perro, que llevas tres días sin verlo y el animalito te está esperando!- Creo que también llevabas un día sin comer. Me dio igual. No recuerdo muy bien, pero creo que cedí de mala gana. Y aún así me querías. Aún así movías la cola al verme.
Y aquella vez que estando contigo en las escaleras noté que tenías algo negro en el pecho. Te quité el collar y tenías una llaga. Habías crecido y el collar se te había incrustado ¿Qué clase de dueño deja que pase eso?
Alfredo te llamaba bombona porque no tenías cuello, y yo me enfadaba.
Dejaste el jardín sin césped. Cómo te gustaba escarbar.
Y aquella vez en la que te estaba paseando con Ana, me asomé a ver el mar, y tú hiciste lo mismo, como queriendo ver qué me interesaba tanto.
Y otra en la que te enredaste en mis pies y me tiraste a los arbustos con pinchos del camino.
Y cuando te escapaste, salí a buscarte y cuando me quise dar cuenta la gente estaba mirando porque yo gritaba tu nombre y Ana y tú venían detrás corriendo, ella gritando mi nombre a grito pelado.
Ya en las últimas cuando salimos a pasear y andabas muy raro, nos preocupabas. Luego te sacudiste una pata y calló una piña que se te había incrustado. Nos reímos de puro alivio.
Cuando te teníamos que hacer la cura en la piel de las almohadillas, que tenías irritada. Te llamamos, y como sabías lo que te esperaba, nos miraste, te levantaste, y te alejaste aún mirándonos.
También tenías cosas que merecerían tener tu nombre para llamarlas. Como ese afán tuyo por la basura orgánica y la del baño. Siento haberme enfadado contigo, porque fue tiempo perdido.
Acaba de venirme a la memoria cuando el chow-chow intentó montarte. :)
Guardo tu pelota, la última que tuviste La única que te compramos. El resto era de tenis (hay que ver cómo las despelusabas) o saltarinas. Esas te las comías. Y tu gusto por la plastilina.
Sé que tu instinto no es culpa tuya. La raza de tu padre, Teckel, era usada para cazar conejos; y la de tu madre; Beagle, para cazar zorros. Buena mezcla, ¿eh?
Lo que más me molesta de todo es no recordar con nitidez tu ladrido, ni tu color.
Poco después de irte, creí oír tus patitas golpeando en el suelo de la cocina. Fui corriendo para ver si estabas. Obviamente, no.
También sé que el Beagle y el Teckel son de las razas más propensas a la obesidad y a la diabetes. Si es que lo tenías todo.
Me gustaría tocarte de nuevo aunque fuera 2 minutos al año. Me bastaría.
Ahora estarás descomponiéndote, junto al bueno de Timmy (Timón) y Lulú. E Iker, mi pájaro favorito, el menos miedoso y más cotilla. Uno más de mis fracasos en el mundo animal. Deberían prohibirme tener animales. Como a Pichí, y aquellos pobres caracoles. Odio la idea.
De vez en cuando lloro. Hace tiempo que necesito desahogarme, y tal vez esto sirva. Me da igual cómo esté redactado.
Espero de veras que me llamen del conservatorio, porque el tiempo que desperdicié tocando el piano a tu lado; cosa que ni siquiera te gustaba, tiene que servir para algo. Es mi forma de no sentirme tan mal. Después lo pienso y no sé cómo voy a compaginarlo todo, pero tengo que hacerlo.
Alucino cuando pienso en el tiempo que perdemos estudiando cosas que se olvida y que se podría a provechar para estar con los tuyos. Sigues siendo de los míos.
Tal vez la peor forma de perder el tiempo es estar enfadado.
Acaban de terminar los juegos y me aterra pensar que la próxima vez que se celebren habrán pasado 4 años ¿Seguiré dedicándote algún pensamiento para entonces? Suena cursi, pero lucharé por que así sea.
Una vez cuando eras pequeña y una de tus mayores aficiones era morderme las bragas, te dormiste a lo largo de mis piernas. Es la única referencia de tu tamaño cuando cachorro. También me jode no recordar eso. No hay fotos.
Quiero hacerlo bien con Pipo. Te gustaría esa bola de dar mordiscos, lo sabrías poner en su sitio.
Hay demasiadas cosas que me gustaría escribir para poder recordar. Más bien para no olvidar. Abuela está empezando a perder la memoria, y tía Carmela está fatal. Con el historial familiar, soy candidata a que me pase lo mismo, y mami también. Espero que la cura se encuentre pronto. La sensación de todo es horrible, deprimente.
Una vez estabas ladrando por la noche y me desperté. Muerta de sueño, fui a hacer que te callaras. Esa noche me pareció mágica. Recuerdo la quietud del ambiente, y tu pelaje. Claro que cuando volví a mi cama, empezaste a ladrar otra vez.
Y esos días en los que te quedaste en mi cama. El primero notñe que subías, pero me hice la dormida. Después te insté a subir yo. Cada vez te cogías más espacio; no entiendo cómo 60cm de largo pueden ocuparse media cama durmiendo. Fue una de las noches en que peor dormí, pero eras tú. Después empezaste a portarte mal. El poder se sube a la cabeza, ¿eh?
Los últimos años fueron los mejores, y los que más engordaste (20 kg), cortesía de abuela. Gracias a Dios que aprendió la lección. Espero que el Alzheimer no la haga olvidar eso, no puedo dejar que le pase lo mismo a Pipo ¿He mencionado ya que te encantaban los espaguetis?
Abuela es capaz de contarme la misma historia 2 veces en 10 minutos, pero quiero empaparme de lo que me dice. Bebe mucho más café que antes.
Tú no subías al sillón si no tenías un hueco para ti sola. Si hubieras sido humana, dirigirías una empresa grande. También odiabas el agua. Preferías hacer pis en casa antes que mojarte las patas en el suelo húmedo por la lluvia. Mejor no recordar tus baños, solo estabas quieta cuando te manoseábamos para enjabonarte. Sabías lo que querías, sí señor.
Cuánta agua bebiste los últimos días. Todo empezó a ir raro cuando volvimos a pasearte, no recuerdo si en Agosto o cuando empezaron las clases. Ya no aguantabas tanto caminando. Primer síntoma que no supe ver.
Lo siento. Y te quiero. Siempre.

sábado, 26 de febrero de 2011

Cupido...

Esta también me encanta:

Cupido, tenía que decirte que no dejes nunca de ponerte los pañales. No sé aún cómo lo haces, pero siempre la cagas. TQD

No puedo estar más de acuerdo.

lunes, 21 de febrero de 2011

Evocación

Recorro por última vez estas paredes
con mis yemas, y los ojos cerrados.

La textura es rugosa y fría,
aún en verano.

Quién sabe cuántos momentos
han quedado retenidos entre los recovecos,
entre las retinas de este lugar.

Llantos, risas, bromas...

Haría falta más de una vida para descifrarlo todo.

Una sonrisa se dibuja en mis labios;
y habro los ojos para ver,
e irme de aquí para siempre.

TQD

Esto lo vi en una página que visito y me encantó:

Hombres, tenía que decir que os admiro: teneis un humor natural, una filosofía de vida despreocupada, una capacidad de haceros putadas y reiros sin pelearos y una independencia alucinante. Me encanta estar con vosotros, me hacéis reir, sentir guapa (esto no), y olvidar los problemas.

Aunque a veces vuestra "capacidad de despreocupación" vuestra "llamada hormonal"me saca de quicio.

sábado, 19 de junio de 2010

ADIOS, Y SOBRETODO, GRACIAS POR FORMAR PARTE DE MI VIDA

Termina una etapa de mi vida (como bien dijo María), y con ella un curso, y también un ciclo. Dejo atrás amistades, profesores, ilusones victorias, derrotas, bastantes castigos (gracias a los personajillos); en fin, tal vez demasiadas cosas para solo dos años.

Casi puedo revivir aquella vez que ganamos el concurso de murgas (la primera vez que mi clase ha ganado en mi vida), con Néstor, Edu, Celia, Lucía... vestidos de profesores, y con Marta preguntando a grito pelao. Tambíén la vez del museo Elder, con todo el mundo pasándose "la patata caliente", o en Cocacola, o cuando Cañamán hizo la gracia :). Creo que seguiré recordando de por vida cómo poníamos verde a Gabriel, tuviera o no razón; y las clases de sociales hablando de tribus urbanas y demás cosas que no tenían nada que vez con la asignatura (como el juego de verdad, mentira o mandato y el baile de Jorge), para luego "darnos el hachazo en los exámenes".

Cosas para olvidar son aquellos enfrentamientos con "el panal", porque creo que la chispa que comenzó el fuego fue la broma de mal gusto que se me ocurrió gastarles con el bote de millo lleno de piedras. Pido perdón por eso, aunque tuvo su gracia para mí que por una vez fueran los "primos" los ue se podían reirse de la gente "guay y superior" en su cara.

Supongo que el destino no ha querido que me lleve otro recuerdo material del colegio a parte de Wurst Lincoln Policleto Nicolás (Poli pa´ los amigos), mi mochila, los libros y el anuario; porque ayer se pinchó mi pelota gracias a Manuel, Manolo, o como se llame.

Creo que nunca olvidaré el último día con la clase al completo: los llantos de todos, el discurso de María, las palabras pidiendo perdón de Alejandro, la primera vez que vi a mucha gente llorar, Idaira que seguía en el patio, y sobretodo, el depedirme de la gente demasiado rápido (a veces sin mirarles a la cara) por la tarde porque estaba conteniendo un verdadero llanto que duró todo el trayecto hasta mi casa.

Jamás pensé que podría echar de menos una corbata (que tanto me ahogó en mis primeros días en el cole), o lo "plastas" que eran los niños. Ni las caminatas al culo de mundo (al Roque Nublo, la Puntilla, el barranco de nosedónde para escalar y el camino de la Plata). Ni las "clases gratuitas" de tenis a cargo de Nico, Pepe y Jonathan.


Todo esto de puede resumir con un GRACIAS a todos, por regalarme dos años de vuestras vidas, tal vez en contra de vuestra voluntad.

Ahora estoy en tierra de nadie, pero espero que nunca se borren de mi memoria de pez los recreos y sus bromas, los enamoramientos (más bien obsesiones) de Idaira, las faltas de ortografía de Cynthia y Miriam, el "baile del ocho" y el movimiento de cuello de esta última, las cantosidades de algunos amantes ;) , cuando ganamos los relevos...

Espero que como dice Rita los cambios sean siempre para mejor.

PD: Hay que verse de vez en cuando, aunque para ello tenga que arrastralas por la oreja

lunes, 14 de junio de 2010

TRANSICIÓN

Desesperación, miedo,
confusión, nostalgia anticipada.
Sonrío débil y tristemente,
mientras el tren de la soledad
me arranca de aquí:
El lugar que llegué a sentir mío
por unos instantes.
Las voces resuenan,
cada vez más lejanas.
Y las risas se dirigen a otras personas.

Sonrío de nuevo e intento no llorar.
Un abrazo de impotencia me consuela,
y una lágrima rueda por mi mejilla,
solitaria.
Porque he tenido mucho tiempo para asimilarlo.

Aquí empieza el resto de mi vida.

Y me alejo con pasos tímidos y asustados
hacia la siguiente estación
De este viaje que dura tres días.

Tres días plagados de sentimientos,
amistades, traiciones,
éxitos y fracasos;
y si tienes suerte,
de amor.

Mira tú por donde,
no la he tenido.

La cuenta atrás ha comenzado.